Nos preguntamos: ¿Existe hoy una política pública de mediación familiar? ¿Hacia dónde vamos?.
En 1996 se iniciaron en Chile las primeras experiencias de mediación.
¿Qué tenemos hoy?. Hoy tenemos un grupo importante de mediadores, muchas leyes dispersas que hablan a la pasada sobre mediación.
Se echa de menos en las políticas públicas una hoja de ruta que muestre parámetros de adónde queremos llegar.
Las experiencias de mediación en nuestro país, ¿Responden a una politica pública?; ¿Cuál es la articulación del sistema de mediación con el sistema formal de justicia?.
La implementación de la mediación no tiene nada que ver con el discurso público. Se echa de menos una gestión adecuada; la asignación de recursos siempre es incoherente respecto de los discursos, lo que queda en realidad, son los rescoldos. Por eso hoy en día es posible encontrar centros de mediación que son verdaderas ratoneras.
Sin duda es un tema muy sensible. Las decisiones tomaron en cuenta más la cobertura que la calidad, al menos en los comienzos.
Otro factor importante es la especialización de los mediadores. Es necesario que exista asignación de recursos para perfeccionamiento; hoy no se divulga ni se promueve la mediación.
Otro gran problema, que ha convertido a la mediación en una justicia de segunda clase, es el hecho de que la mediación familiar en Chile no forma parte del sistema judicial.
La mediación debe funcionar de forma integrada, articulada con la justicia formal. Hoy la mediación es una justicia de segunda clase, mediadores mal pagados y sobreexplotados en un sistema de incentivos perversos.
Es lamentable que la voz del derecho no se haya pronunciado al respecto.
La legislación debiera ser tal, que cuando opere el mecanismo de la mediación, la justicia formal debiera reconocer el derecho a exigir el cumplimiento de lo acordado, sin tener que ajustarse al sistema formal de justicia, que tiene objetivos muy distintos.