Los 10 errores más comunes de los mediadores

10 ERRORES DE LOS MEDIADORES

En mediación, el/la profesional influye, sólo por el hecho de estar, ya que al entrar en el terreno de juego, rompe la dinámica que hay entre las partes. Sin embargo, para que el proceso de mediación sea constructivo y útil para las partes en conflicto, la persona mediadora, deberá prestar atención y corregir algunos errores comunes. A continuación dos mostramos 10 errores que la personas mediadoras deben evitar.

1. Hacer demasiadas preguntas

Sabemos que las técnicas indagativas, entre ellas, las preguntas, son fundamentales en mediación. Hay que recoger el máximo de información posible y asegurarse de estar captando correctamente el mensaje. Sin embargo, cuando nos excedemos con las preguntas, corremos el riesgo de convertir el proceso de mediación en un interrogatorio.

2. No respetar los silencios

Los silencios que surgen en mediación resultan útiles para que las partes tengan ocasión de pensar en lo que quieren decir, reflexionar mejor sus respuestas, etc. Además, estos silencios y forma en la que se rompen, nos dan información valiosa acerca de las personas que acuden a resolver sus conflictos.

Sin embargo, cuando la incomodidad que genera soportar el silencio lleva a la persona mediadora a romperlo, o cuando, mientras alguna de las partes habla, el/la profesional está preparando la siguiente pregunta o comentario, en esos momentos, está más pendiente de su propio diálogo interno que del discurso que se genera en el proceso y, por tanto, la escucha no está siendo profunda ni real.

3. Posicionarse

En el proceso de mediación, los relatos que traen las partes están cargados de emociones que la persona mediadora debe gestionar, para evitar que estas le lleven a involucrarse más de lo que corresponde o a posicionarse por alguna de las partes.

La imparcialidad y la neutralidad, son dos principios fundamentales de la mediación. Por tanto, debemos evitar cuestiones como “sentir pena por una de las partes”, para poder atender realmente la historia que nos traen y ayudarles a buscar soluciones sostenibles.

4. Forzar la reconciliación

Debemos recordar que la voluntariedad es un principio básico de la mediación. Forzar a las partes a tener un encuentro cuando no es un buen momento o empujarlas para alcanzar acuerdos, no facilita que estos puedan sostenerse en el tiempo y podría agravar la historia de conflicto o facilitar la escalada en el mismo.

5. Juzgar lo que las partes dicen o hacen

La mediación debe producirse en un espacio libre de juicio, por tanto, la persona mediadora deberá prestar atención a su actitud para evitar hacer juicios durante el proceso. Además, debe esforzarse en evitar y romper los juicios que las personas hacen de la otra parte con el fin de centrarse en la búsqueda de soluciones constructivas.

6. Utilizar un lenguaje muy técnico

En mediación nos encontramos con muchas personas, de condiciones muy distintas y diferentes capacidades, por tanto, deberemos adaptar nuestro lenguaje para facilitar que comprendan el proceso y asegurarnos de que entienden el mensaje.

7. Minimizar el problema

 

Recordemos que la persona mediadora no debe juzgar a las partes, ni la historia que estas traen. Por tanto, es imprescindible evitar cuestiones como minimizar el problema para quitarle importancia o engrandecerlo y darle una importancia de mayor dimensión de la que tiene. Las personas necesitan ser escuchadas y entendidas, no necesitan nuestra opinión. Y aunque la quisieran, no es nuestra labor dársela.

8. Infantilizar a las partes

La mediación debe permitir a las partes alcanzar por si mismas un acuerdo. Son las partes las que tienen el poder de decisión en el proceso de mediación, y son ellas las que deben buscar una solución al conflicto, por tanto, infantilizarlas y quitarles esa capacidad que realmente tienen, está lejos de ser una buena idea.

9. No respetar la confidencialidad

La discreción en el proceso de mediación es un factor determinante para facilitar que las partes se animen a ser autónomas para resolver cualquier dificultad. Por ello, la confidencialidad en el proceso debe ser una garantía a transmitir a las personas y respetarla.

10. Descuidar el espacio de la mediación

 

Debemos recordar que, en mediación, las personas acuden para gestionar o construir soluciones a temas que generan un fuerte impacto en sus vidas, que conllevan dificultades o situaciones de tensión. Por ello, la persona mediadora deberá facilitar a las partes un espacio cálido y cómodo para que puedan abrirse libremente y hablar de estas dificultades.

Como personas mediadoras, somos responsables del proceso de mediación, jamás del conflicto ni, por supuesto, de su resultado. Nuestra labor se centra en despertar posibilidades en las personas para construir soluciones y abordar el conflicto de forma autónoma y adulta.

Tomado de: Fundación Gizagune 17/05/2017